En este viaje, como es normal por Cataluña, he visto mucho modernismo. Mi primera excursión ha sido a Mataró, es la capital del Maresme y se encuentra a 30 kilómetros de Barcelona.
Cerca de la estación paso por una calle en que a uno de sus lados sus casas bajas están todas pintadas iguales con dibujos modernistas.
Tengo interés en ver la Casa Coll i Regas obra cumbre, combina formas góticas norte europeas y catalanas. No tengo callejero, la Oficina de Turismo está muy alejada por lo que me tengo que auxiliar del teléfono para llegar.
Hay visitas los sábados y domingos alternos, aunque toca esta semana ya antes de venir vi que estaba completa.
En la plaza de Santa Ana está la Iglesia del mismo nombre, parte de un antiguo colegio derribado recientemente. Destaca la portada de estilo barroco con fachada retablo.
Callejeo un poco pues por todas partes se ven edificios de principios del siglo pasado, están restaurados por lo que sus pinturas lucen esplendidas.
La mañana no da para más, aún tengo 24 minutos de tren para volver a Calella y un largo paseo desde la estación al hotel.
Otro de las visitas fue Badalona situada sobre los restos de la antigua ciudad romana de Baetulo. La Plaza de la Villa es la sede del Ayuntamiento de estilo historicista. La fachada ecléctica y las esquinas decoradas con columnas corintias de fuste estucado que imitan palmeras.
La iglesia de Santa María está construida sobre un templo romano, el edificio actual es del siglo XVIII, pero se quemó en 1825 y la fachada neo-clásica es posterior. Cuenta con un importante órgano moderno de la reconstrucción de 1940.
El teatro Zorrilla es a la manera italiana, modelo de teatro barroco en forma de herradura, con elementos decorativos romanos.
La Rambla de Badalona es su paseo marítimo, zona paralela a la playa de la que la separa la vía del ferrocarril del Maresme. Es una zona peatonal que discurre entre dos hileras de palmeras.
Mi tercera excursión fue a Canet de Mar, a dos paradas de tren de Calella, para visitar la Casa Museo Lluís Domènech i Montaner, un lugar que descubrí repasando los pueblos a lo largo de la costa.
La casa museo es un espacio formado por dos edificaciones: la Masía Rocosa del siglo XVII que era la casa de veraneo y la casa Domènech (1919) de estilo modernista y que fue la última obra del arquitecto. Ahí fue donde proyectó algunas de sus obras más singulares.
Como era de esperar en el pueblo hay una ruta de edificios modernistas, con casas asombrosas, aunque algunas un poco abandonadas.
La biblioteca de la localidad ocupa un edificio modernista, el Ateneo Canetenc, obra de Domènech y Montaner, se encuentra en la misma plaza que la casa museo.
Hay que recorrer el pueblo para admirar sus bonitas fachadas modernistas, fue la visita que mas me gustó de las que hice esos días por la costa del Maresme.