Esta es la descripción oficial de la UNESCO, pues Poblet es Patrimonio de la Humanidad.
Se accede por la Puerta de Prades con arco de medio punto y grandes dovelas y a continuación se atraviesa una alameda, para llegar a la Puerta Dorada.
Se accede por la Puerta de Prades con arco de medio punto y grandes dovelas y a continuación se atraviesa una alameda, para llegar a la Puerta Dorada.
Al comenzar la visita guiada nos piden silencio para no interrumpir la vida de los monjes, con los que nos podemos cruzar.
Es un compendio de estilos arquitectónicos, con las dependencias estructuradas alrededor del precioso claustro que se empezó a construir en el siglo XII, con arcos de medio punto en la parte de la iglesia.
En los siglos XIII y XIV se continuará rematando con bóvedas sostenidas por arcos ojivales. En los muros hay sepulcros de familias nobles que prestaron su ayuda al monasterio. Hay un templete, con una fuente, espacio evocador del paraíso para los monjes.
Vamos recorriendo el claustro para ver los distintos espacios de uso de la comunidad de monjes como el refectorio, la biblioteca, la sala capitular del siglo XII donde se reunen para leer todos los días un capítulo de la Regla de San Benito y escuchar al abad. En el suelo hay lápidas sepulcrales de algunos abades del monasterio.
Es muy importante su biblioteca, aunque solo la pudimos ver a través de un cristal.
La iglesia es de planta basilical con tres naves, crucero y girola con capillas absidiales. Construida casi en su totalidad durante el siglo XII, fue modificada en el XV. Su fachada es de estilo barroco.
Contiene el panteón de los condes- reyes de la corona catalanoaragonesa.
El retablo es de alabastro, siglo XV, de Damià Forment, inicio del renacimiento en la zona. Preside la imagen de Santa María de Poblet.
En el piso superior está el dormitorio de los monjes y el sobreclaustro desde donde podemos ver el campanario de espadañas y el cimborrio inacabado.
En el piso inferior se encuentra el refectorio de los hermanos conversos, transformado en bodega, con el canalón de piedra visible en algunos tramos y que servía para conducir el mosto exprimido desde la sala de lagares donde termina nuestra visita.
Ha durado una hora, ha sido conducida por un guía oficial y en todo momento procuramos no romper la tranquilidad de sus habitantes.
Es un compendio de estilos arquitectónicos, con las dependencias estructuradas alrededor del precioso claustro que se empezó a construir en el siglo XII, con arcos de medio punto en la parte de la iglesia.
En los siglos XIII y XIV se continuará rematando con bóvedas sostenidas por arcos ojivales. En los muros hay sepulcros de familias nobles que prestaron su ayuda al monasterio. Hay un templete, con una fuente, espacio evocador del paraíso para los monjes.
Vamos recorriendo el claustro para ver los distintos espacios de uso de la comunidad de monjes como el refectorio, la biblioteca, la sala capitular del siglo XII donde se reunen para leer todos los días un capítulo de la Regla de San Benito y escuchar al abad. En el suelo hay lápidas sepulcrales de algunos abades del monasterio.
Es muy importante su biblioteca, aunque solo la pudimos ver a través de un cristal.
La iglesia es de planta basilical con tres naves, crucero y girola con capillas absidiales. Construida casi en su totalidad durante el siglo XII, fue modificada en el XV. Su fachada es de estilo barroco.
Contiene el panteón de los condes- reyes de la corona catalanoaragonesa.
El retablo es de alabastro, siglo XV, de Damià Forment, inicio del renacimiento en la zona. Preside la imagen de Santa María de Poblet.
En el piso superior está el dormitorio de los monjes y el sobreclaustro desde donde podemos ver el campanario de espadañas y el cimborrio inacabado.
En el piso inferior se encuentra el refectorio de los hermanos conversos, transformado en bodega, con el canalón de piedra visible en algunos tramos y que servía para conducir el mosto exprimido desde la sala de lagares donde termina nuestra visita.
Ha durado una hora, ha sido conducida por un guía oficial y en todo momento procuramos no romper la tranquilidad de sus habitantes.