Con un día soleado, llego en tren, con una amiga. El paisaje es fantástico.
El pueblo se encuentra en un alto. Para cruzar la carretera hay una larga pasarela que también cruza el río Piloña.
En este lugar hay un punte en su origen medieval, restaurado en 2011.
Lo primero que vemos es la espadaña de la iglesia de San Miguel, está cerrada. Al parecer tiene una imagen de la Virgen del Carmen a la que tienen gran devoción que datada del siglo XVIII.
Allí, en la Plaza de la Iglesia, está instalado el mercado de artesanía y productos ecológicos. Nos damos una vuelta para ver los productos.
Compramos unos imanes de cerámica con un trisquel, un símbolo muy asturiano.
Hay un grupo de gaita y tambor, también unos siniestros personajes para entretener a los niños.
Decidimos callejear, para conocer el pueblo. Hay muchas casas típicas de corredor, muy bien conservadas y muchos hórreos.
Pero lo mas interesante es la casona de indianos de Juan Antonio Llamedo.
Está formada por dos casas adosadas. La segunda, posterior, es de estilo modernista, con una preciosa decoración floral y de mosaico, llamada trencadis. Incluso la verja es muestra del arte de esa época.
Muy curiosa es la Capilla de Santa Lucia, del XVII-XVII. De una sola nave, con bóveda de cañón, tiene un retablo pintado con dos santas a los lados de Cristo. Son Santa Catalina y Santa Lucia.
Son muy interesantes las columnas toscanas del exterior, apoyadas sobre plintos decorado.
Llega la hora de comer y lo hacemos en un bar de la localidad donde solo hay tapas o bocadillos.
Luego un rato de reposo a la sombra, esperando la hora del tren.
Desandamos el camino hacia la estación, atravesamos el puente y nos despedimos de este precioso paraje.
Trencadis: Mosaico realizado con fragmentos cerámicos, unidos con argamasa.
Columnas toscanas: Deriva del orden dórico, pero la columna se apoya sobre una base.
Plinto: También llamado pedestal, elemento en forma de paralelepípedo dispuesto bajo la basa de la columna.
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