Para mi tiene gran interés por la zona que vamos a recorrer y que no me es desconocida.
Primera parada en el Espíritu Santo, San Esteban de Pravia, donde no queda ningún vestigio de las fortificaciones del siglo XVIII, pero se pueden apreciar las impresionantes vistas de la costa para entender que fue un lugar estratégico.
Nos explican sobre los cañones que es sabe estuvieron allí y sobre un proyecto de construir una fortificación de defensa en el siglo XVIII que no se realizó, pero de la que se conservan imágenes.
También nos cuentan que la capilla se utilizó como resguardo o almacen de pertrechos.
De nuevo al bus para una pequeña parada técnica, el café de media mañana. El Alto del Praviano es muy conocido y el lugar donde una etapa de mi vida he parado muchas veces.
A continuación nos dirijimos a Ranón, delante de la escuela nos vamos a reunir con los integrantes de la sociedad ARAMA Asturias que son los que nos van a acompañar en las siguientes visitas.
Tomamos el Camino del Picornal, al lado de la iglesia, un pequeño paseo de unos veinte minutos sin ninguna dificultad, solo las debidas a las fuertes lluvias de los últimos días.
A llegar lo primero que se abre ante nosotros es la gran vista de la costa, a nuestros pies San Juan de la Arena y enfrente San Esteban de Pravia.
Artemio Mortera nos explica sobre el terreno los acontecimientos de la guerra. Después vistamos las dos edificaciones que se conservan en la zona.
En la primera hay una larga entrada y un pasillo oscuro para llegar al interior. Me llevo una desilusión, las troneras están casi cegadas y no se ve nada. La siguiente es más pequeña y se alza sobre la costa.
Desandamos parte del camino y tomamos otra ruta pues muy cerca hay más construcciones, en la siguiente no se puede entrar, está encharcada. Cuesta verla entre la maleza.
Solo desde el autobús podemos ver el castillo de San Martín, en Soto del barco. Su situación le permite una posición privilegiada en la desembocadura del Nalón por lo que se entiende su larga historia como fortificación. Es de propiedad privada y no se puede visitar.
La comida en el Mesón de Lupa, en San Juan de Piñera, con suficiente espacio para acoger el grupo.
Con tiempo para una pequeña sobremesa después del descanso nos vamos a Soto del Barco, nos queda una fuerte subida, ideal para bajar la comida, hasta un alto en donde están las antenas de repetición.
Con un mal camino llegamos a una zona donde se divisa el valle, pero solo podemos ver una pequeña parte de la construcción que hay aquí, no hay modo de acceder. Un poco de historia y nos volvemos.
La última parada Santa María del Mar, un agradable paseo hasta una iglesia por donde atravesamos un prado lleno de flores, me sorprende que está lleno de pequeñas orquídeas.
No podemos realizar la visita, es imposible acercarse, hay un cierre electrificado, pero las vistas son preciosas en este fantástico día de primavera en que lo mejor ha sido el buen tiempo y el paseo. ¡ Lo demás juzgarlo vosotros!
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