Esta vez mi objetivo principal es entrar al Museo Guggenheim, la vez anterior fue para ver una exposición de Antonio López en el Museo de Bellas artes, además entonces ya visité el casco antiguo.
Llegamos pronto pues está muy cerca de Vitoria, pero aun así nos dan solo una hora, poco tiempo, pero yo no desisto de visitar el museo.
El chico que me vende la entrada me aconseja que no lleve audioguía que me retrasará. Me dice que empiece en la tercera planta y vaya bajando, así podré administrar mejor mi tiempo. Creo que fue un buen consejo.
El edificio puede considerarse como una escultura, es obra de Frank Gehry. Su forma no tiene ninguna razón geométrica. El edificio se articula en torno a un eje central que es el atrio, un espacio monumental coronado por un lucernario. En torno a él, pasarelas curvas, ascensores acristalados y torres de escaleras, todo para llegar a las salas expositivas.
De sus exposiciones temporales la que más me interesa es la de "Giorgio Morandi y los Maestro Antiguos" una preciosa muestra de sus bodegones con algunas estampas al aguafuerte que yo no conocía. Entre los maestros antiguos el Greco con un pequeño cuadro de la Anunciación (prohibido hacer fotos).
Otra exposición que me gustó es la gran instalación de Richard Serra "La materia del tiempo" ocho esculturas de acero, ésta es permanente.
Por fin he cumplido mi deseo tantos años demorado, he visitado el Guggenhein.
Llego puntual al lugar de reunión que es en la escultura Mamá, la gran araña, en el exterior del museo.
Ya con el grupo nos encaminamos hacia el casco antiguo de Bilbao recorriendo la ría por el Paseo de Uribitarte y cruzando a la otra margen por el Puente de Zubizuri o de Calatrava, que no conocía.
Seguimos por el Paseo de Volantín pasando por delante del Ayuntamiento construido a finales del XIX por el mismo arquitecto que el Teatro Arriaga, Joaquín Rucoba. Es de estilo ecléctico principalmente de influencia francesa.
Y Finalmente por el Paseo del Arenal llegamos al Teatro Arriaga, ahí es donde nos reuniremos después de comer para emprender la marcha. Tiempo libre para la comida.
Nos adentramos en el casco viejo, primero buscamos donde comer, tenemos claro que queremos menú a pesar de la fama de sus pinchos.
Después de reservar nos tomamos un aperitivo en uno de los locales típicos de la zona "Xukeia" con una decoración que cuenta la vida de la ciudad en sus cuadros. Degustamos uno de sus pinchos tradicionales.
Tras la comida hay tiempo para dar un paseo, aunque ya empieza a llover, hemos tenido suerte pues lleva amenazando todo el día.
Atravesamos la Plaza Nueva rodeada de soportales que albergan bares y restaurantes. Es de estilo neoclásico de forma rectangular. Los domingos es día de mercado y coleccionistas, a esta hora ya recogiendo.
Recientemente he leído "El Transcantábrico" de Juan Pedro Aparicio y describe la estación y su uso, en un principio para traer el carbón de la cuenca minera leonesa.
Llega la hora de reunirnos para iniciar el regreso, somos puntuales.
El viaje ha sido rápido pero aprovechado.
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