martes, 12 de enero de 2021

PASEOS DE PANDEMIA (COLLOTO)

 El año 2020 ha sido un año sin viajes, sin fiestas, sin abrazos....sin nada, pero después del confinamiento al menos pudimos pasear, aunque a una distancia reducida. Debido a ello me dediqué a recorre el lugar donde vivo que es Colloto, población cercana a Oviedo.

También tengo que contar que retomé mi antigua afición a pintar y lo que representé fueron los lugares con más encanto de Colloto, pequeños apuntes a la acuarela que voy a compartir con el relato. Los datos históricos o artísticos que aporto pertenecen al libro "Colloto apuntes históricos" de Francisco Bustamante Alonso al que se puede considerar como el cronista de la localidad y que amablemente me ha dado permiso.

Salgo de mi casa hacía la izquierda, dirección Oviedo, un paseo con amplias zonas verdes nos separan de la Carretera General de Santander, enseguida entre los árboles se adivina la iglesia.

Me refiero a Santa Eulalia de Colloto cuya antigüedad se remonta al siglo X, se conservan pocos restos románicos después de su restauración en 1924, estos son la cabecera semicircular y el arco triunfal.

El paseo continua aproximadamente un kilómetro y el siguiente punto que quiero mostrar se alza unos metro por encima de la carretera nacional 634, se encuentra fuera de los límites de la población, es la Capilla del Espíritu Santo. Data del siglo XVII, entonces pertenecía a la casa Vascona o Gascona. Después de pasar por otras familias llega a los Suarez-Inclán y forma parte del conjunto palaciego de la familia. En la actualidad está abandonada. A sus pies el polígono del Espíritu Santo al que da nombre.

Desde aquí doy la vuelta para introducirme por el Camino Real principal calle de Colloto y límite con Oviedo. En ella se encuentra una de las edificaciones más importante, el palacete Solís-Cajical, o la estatua de Pepín Rodríguez gran benefactor de la localidad. 

En el nº 43 podemos ver el palacete de Cajigal, que acabo de nombrar, elegante edificio de principios del XX obra que parece ser de Juan Miguel de la Guardia arquitecto municipal de Oviedo. Esta edificación, parecida al Palacete de la Lila, fue el Sanatorio Santa Rita para enfermedades nerviosa y mentales y que funcionó prácticamente de forma ininterrumpida hasta 1951, durante la guerra fue prisión. Por noticias de la prensa parece que ahora está en venta. 

Esquina Camino Real con Julián Clavería se conserva una panera vestigio de la vida rural de la zona.

Unos pasos más y vemos la colorida fachada de la Sidrería los Balcones, hace un tiempo cerrada.











Mi paseo continua hasta el Parque donde me gusta dar unas vueltas contemplando el verdor de su cuidado césped, apreciar el paso de las estaciones por el cambio del follaje de muchos árboles o en otoño la aparición de cantidad de setas de distintas especies. 

Por el verano ya se nos permitió salir de nuestra población y todas las tardes paseaba por la Senda del Nora, que pertenece al concejo Siero, recorrido prácticamente llano por la margen del río. A mi me gusta comenzarlo por la izquierda, se accede por el puente romano. Durante mucho tiempo se pensó que era medieval pero el hallazgo de unas monedas romanas parece que determinó que su construcción fue de época.

La senda está asfaltada y salpicada de bancos para el descanso, discurre siguiendo las curvas del río. Hay exuberante vegetación de río y muchas aves cuyo canto nos acompaña en nuestro paseo.Ya hacía el final hay una zona que me encanta, es la cubierta por los sauces llorones, típicos de la ribera.

Después de pasar el puente de madera y caminar un trecho hay una bajada a una pequeña playa de cantos rodados, lugar de disfrute de algunas personas durante el verano. 

Hacía el final, o el principio, según se mire, está el campo de fútbol que creo que ha mejorado su imagen gracias a la urbanización del aparcamiento.

Por los alrededores hay cantidad de rutas para caminar pero estos son los paseos que realicé en aquellos días y que inspiraron mis pequeñas acuarelas. Hay mucho más que ver en Colloto y si queréis conocerlo os animo a leer el libro de Bustamante.  

Caminar es indispensable en mi día a día y así lo hice en los aproximadamente 60 días encerrada en casa, unos cinco kilómetros diarios, mientras soñaba con disfrutar del aire libre.