lunes, 17 de abril de 2023

CALELLA, UN PUEBLO DEL MARESME


Este viaje estaba previsto el 13 de marzo de 2020, la pandemia lo impidió. Por fin lo he podido realizar coincidiendo casi las fechas, la salida fue el 14 de marzo.
Calella es el típico pueblo de vacaciones de la costa catalana con cerca de tres kilómetros de playas, espacios naturales cerca del núcleo urbano y oferta cultural. 


Me alojo en Hotel Amaika & SPA, del que tengo que destacar la amabilidad de su personal y la buena cocina. Su decoración recrea el Titanic.


A lo largo de toda la costa las
vías del tren separan la población de su paseo de palmeras y la playa, pero no hay peligro pues hay bastantes pasos subterráneos. Esto se repite en todo el Maresme.


Calella tiene algún museo para visitar como es el Museo Archivo Josep Maria Codina Bagué que se encuentra en una casa de los siglos XVI y XVII, alberga diferentes colecciones de temáticas variadas, en muchos casos donadas por la población, entre ellas la dedicada al pasado textil, al comercio con ultramar, la pinacoteca Gallart, la Farmacia Barri o los encajes de bolillos.


Entre las
piezas de la antigüedad me llamó la atención una colección de ungüentarios romanos relacionados con el quehacer farmacéutico local y otra de pesos de los telares.


La farmacia Barri fue fundada en 1919, el mobiliario y las piezas son las de una farmacia de comienzos del XIX.

Otro museo interesante es el del Turismo donde se nos muestra de manera atractiva, didáctica y participativa la historia del turismo y sus efectos socioculturales y económicos, así como el impacto en la zona a partir de los años 50 del siglo pasado.
Como siempre en mis viajes visitë el mercado, es un edificio de estilo novecentista de 1927, su arquitecto Jeroni Martorell. El edificio reproduce las fachadas barrocas de algunas masías de la zona.
Pero lo más interesante de Calella es su ruta renacentista, aunque no está señalizada y hay que recorrer sus callejas en busca de los edificios. 


Las calles son tan estrechas que es casi imposible sacar fotos que den una buena imagen. La que os muestro es Can Galceran del siglo XV, edificio de planta baja, piso y desván. Lo que más destacan son sus ventanas, yo he pintado una en acuarela. 
Aún no he dicho que fui acompañada de los utensilios para ocupar parte de mi tiempo con la pintura.


Pongo el enlace que lleva a la descripción de la ruta
https://www.costadebarcelonamaresme.cat/sites/default/files/page/adjunts/ruta_renaixentista_cat_esp_i_rus.pdf


Como pueblo que es de costa tiene un faro y un poco más arriba los restos de unas unas torres de comunicación de 1857, su objetivo era garantizar una comunicación rápida durante las guerras carlistas
Es un estupendo paseo que realicé con el animador del hotel y unas pocas personas, fuimos viendo las pequeñas playas a un lado y luego la zona de monte después de una subida empinada que no es muy larga. La vuelta la hicimos por otro camino, con lo que pudimos ver la vegetación autóctona.


En Calella como en toda la costa hay un paseo a lo largo de la playa flanqueado de palmeras y otros árboles que resulta agradable de recorrer a las horas que más brilla el sol en esta época de primavera.


Al final del paseo, al atardecer, se ve el perfil del faro y las torres.
También tiene una gran zona comercial que, sobre todo por las tardes, sirve de paseo de ida y vuelta para hacer ganas para la cena. 
Mi estancia ha sido tranquila, hice amistades que me brindaron una compañía estupenda. 
Viajé en tren a poblaciones cercanas que cuento en otro capitulo para no extenderme más.