Hoy realizaremos la visita a la Cartuja de Miraflores. Como queda a las afueras de la ciudad hemos decidido que iremos en taxi, no hay otra manera de llegar. Es importante no cansarse para poder aprovechar el tiempo, luego la vuelta la haremos caminando.
Antes de su apertura, 10:15, ya estamos allí. Tenemos tiempo para sacarnos la típica foto para el recuerdo. El lugar es muy tranquilo, lejos del ruido del tráfico, la carretera termina aquí. Como se ve por el coche, solo hay otras dos personas esperando.
Llega la hora y entramos, se respira paz y tranquilidad. La entrada es gratuita, solo te piden un donativo al salir. Te ofrecen un folleto con lo más interesante para la visita por 1 €, a mi me servirá para este pequeño resumen.
Es un monasterio de la orden de los cartujos, fundado en 1442 por Juan II, pero en realidad no se empezó a construir hasta el reinado de Isabel la Católica. Es de estilo gótico de finales del XV. Se contrató a los mejores arquitectos,escultores y pintores de la época, como Juan y Simón de Colonia, Gil de Siloé y Pedro Berruguete.
En la portada están los escudos de Castilla y León y del rey fundador Juan II.
Después de traspasar el atrio nos encontramos en la estancia de los fieles, desde donde se admira la vista de toda la iglesia. ¡Es magnífica! no tengo palabras para describirla.
A los lados, en la parte alta, se pueden contemplar las vidrieras traídas de Flandes en 1484. Las de la izquierda con escenas de la Pasión de Jesús, las de la derecha la Resurrección y Gloria. Son de Niclaes Rombouts, como se puede ver en una de ellas que está firmada.
Por fin estoy delante de la obra del vidriero de Flandes sobre el que nos habla Gonzalo Giner en su novela, es lo que me ha traído hasta aquí. Pero me llevo una desilusión pues las del ábside apenas se ven, las tapa el precioso retablo gótico de Gil de Siloé, en la página web de la Cartuja hay información sobre ellas. Para saber de que hablo tendréis que leer "Las ventanas del cielo".
En la iglesia están los sepulcros del Infante Alfonso, en un lateral y en el centro descansan los restos de Juan II e Isabel de Portugal, el hermano y los padres de Isabel la Católica. Son de alabastro y tallados con rica filigrana.
En el de los reyes destaca su diseño, una estrella de ocho puntas. Entre los detalles se ve la Virgen de la Leche.
Las capillas laterales contienen otras obras de arte. En la primera está expuesta la Anunciación de Pedro de Berruguete, más otras que estaban guardadas en la clausura.
La segunda con unas pinturas murales del siglo XVII, son muy bonitas y con un gran colorido.
La siguiente contiene manuscritos y está presidida por un cuadro de Joaquín Sorolla, la Elevación de la Cruz. El pintor visitó la Cartuja en 1910. El cuadro pertenecía a la familia de un monje de la comunidad, lo donaron cuando fue ordenado sacerdote.
Ha sido una visita de lo más tranquila después de las aglomeraciones, el día anterior, en la catedral. Me ha gustado su austeridad. Cada obra de arte se puede apreciar en su lugar pues no están abigarradas.
El viaje a valido la pena solo por esto.
Como ya dije, hicimos la vuelta andando, nos resultó un poco larga, posiblemente por el calor que ya apretaba. El recorrido a la orilla del río es muy agradable, está perfectamente acondicionado para pasear.
Después de la comida tenemos tiempo para descansar, la buena situación del hotel nos lo permite.
Por la tarde nos vamos al Monasterio de las Huelgas y volviendo a la novela tiene relación con Berenguela, pero no voy a desvelar nada....
De nuevo tenemos suerte pues es día de entrada gratuita, pero la visita solo puede hacerse guiada. Sobre las entradas diré que vi la información y nos organizamos para aprovecharlo.
Está rodeado de una cerca almenada, lo que le da una imagen de fortaleza.
Es un monasterio de monjas cisterciense, mandado fundar por Alfonso VIII y doña Leonor en 1187, pretendían crear un panteón real, además la reina quería una abadía donde las mujeres tuvieran la misma autoridad que los hombres, lo que consiguió, solamente dependían del papa.
Nuestro guía solo nos habla de historia, dejándose el arte olvidado, en el interior está prohibido sacar fotos.
La iglesia tiene una cabecera con cinco ábsides, crucero y tres naves. El coro de clausura está en la nave central, junto al Panteón Real. Es digna de mencionar la puerta de la sacristía por la traza árabe de su decoración.
En el claustro es el único lugar donde nos dejaron sacar fotos.
Las Huelgas tiene las vidrieras más antiguas de España. Al parecer su procedencia parece ser Francia.
En 2007 Patrimonio Nacional encargó su restauración a los Hermanos Barrio.
En "Las ventanas del cielo" se nombra en varias ocasiones este monasterio, pero en este caso no tiene que ver con sus vidrieras. También aparece la Iglesia de San Nicolás, pero sin tener mucha importancia para la trama.
Allí nos dirigimos para no dejarnos nada, por el exterior es muy austera, pero nos sorprende al franquear sus puertas.
Es una iglesia gótica levantada sobre otra románica, el retablo es impresionante, de nuevo de los Colonia, realizado para evidenciar el poder económico del mercader Gonzalo de Polanco.
Hemos cumplido nuestro cometido visitando los lugares de Burgos que se nombran en la novela.
El tercer día de estancia, dispones de la mañana y vistamos el museo de Burgos, que ya merece la pena por ver las dos casas del siglo XVII que lo contienen. Parece que no está bien promocionado pues realizamos la visita en solitario.
Burgos me ha parecido una ciudad muy cuidada, me ha gustado mucho, con grandes zonas de paseo a la orilla del río y estupendas obras de arte.
Estoy terminando la tercera parte de mi viaje, esta es mi manera de recordarlo. Pero tengo que decir que esta vez el viaje ha tenido cuatro etapas. La primera comenzó con la lectura de una novela que, poco a poco, hizo que se fraguara este viaje de la manera que yo lo he vivido.
En la portada están los escudos de Castilla y León y del rey fundador Juan II.
Después de traspasar el atrio nos encontramos en la estancia de los fieles, desde donde se admira la vista de toda la iglesia. ¡Es magnífica! no tengo palabras para describirla.
A los lados, en la parte alta, se pueden contemplar las vidrieras traídas de Flandes en 1484. Las de la izquierda con escenas de la Pasión de Jesús, las de la derecha la Resurrección y Gloria. Son de Niclaes Rombouts, como se puede ver en una de ellas que está firmada.
Por fin estoy delante de la obra del vidriero de Flandes sobre el que nos habla Gonzalo Giner en su novela, es lo que me ha traído hasta aquí. Pero me llevo una desilusión pues las del ábside apenas se ven, las tapa el precioso retablo gótico de Gil de Siloé, en la página web de la Cartuja hay información sobre ellas. Para saber de que hablo tendréis que leer "Las ventanas del cielo".
En la iglesia están los sepulcros del Infante Alfonso, en un lateral y en el centro descansan los restos de Juan II e Isabel de Portugal, el hermano y los padres de Isabel la Católica. Son de alabastro y tallados con rica filigrana.
En el de los reyes destaca su diseño, una estrella de ocho puntas. Entre los detalles se ve la Virgen de la Leche.
Las capillas laterales contienen otras obras de arte. En la primera está expuesta la Anunciación de Pedro de Berruguete, más otras que estaban guardadas en la clausura.
La segunda con unas pinturas murales del siglo XVII, son muy bonitas y con un gran colorido.
La siguiente contiene manuscritos y está presidida por un cuadro de Joaquín Sorolla, la Elevación de la Cruz. El pintor visitó la Cartuja en 1910. El cuadro pertenecía a la familia de un monje de la comunidad, lo donaron cuando fue ordenado sacerdote.
Ha sido una visita de lo más tranquila después de las aglomeraciones, el día anterior, en la catedral. Me ha gustado su austeridad. Cada obra de arte se puede apreciar en su lugar pues no están abigarradas.
El viaje a valido la pena solo por esto.
Como ya dije, hicimos la vuelta andando, nos resultó un poco larga, posiblemente por el calor que ya apretaba. El recorrido a la orilla del río es muy agradable, está perfectamente acondicionado para pasear.
Después de la comida tenemos tiempo para descansar, la buena situación del hotel nos lo permite.
Por la tarde nos vamos al Monasterio de las Huelgas y volviendo a la novela tiene relación con Berenguela, pero no voy a desvelar nada....
De nuevo tenemos suerte pues es día de entrada gratuita, pero la visita solo puede hacerse guiada. Sobre las entradas diré que vi la información y nos organizamos para aprovecharlo.
Está rodeado de una cerca almenada, lo que le da una imagen de fortaleza.
Es un monasterio de monjas cisterciense, mandado fundar por Alfonso VIII y doña Leonor en 1187, pretendían crear un panteón real, además la reina quería una abadía donde las mujeres tuvieran la misma autoridad que los hombres, lo que consiguió, solamente dependían del papa.
Nuestro guía solo nos habla de historia, dejándose el arte olvidado, en el interior está prohibido sacar fotos.
La iglesia tiene una cabecera con cinco ábsides, crucero y tres naves. El coro de clausura está en la nave central, junto al Panteón Real. Es digna de mencionar la puerta de la sacristía por la traza árabe de su decoración.
En el claustro es el único lugar donde nos dejaron sacar fotos.
Las Huelgas tiene las vidrieras más antiguas de España. Al parecer su procedencia parece ser Francia.
En 2007 Patrimonio Nacional encargó su restauración a los Hermanos Barrio.
En "Las ventanas del cielo" se nombra en varias ocasiones este monasterio, pero en este caso no tiene que ver con sus vidrieras. También aparece la Iglesia de San Nicolás, pero sin tener mucha importancia para la trama.
Allí nos dirigimos para no dejarnos nada, por el exterior es muy austera, pero nos sorprende al franquear sus puertas.
Es una iglesia gótica levantada sobre otra románica, el retablo es impresionante, de nuevo de los Colonia, realizado para evidenciar el poder económico del mercader Gonzalo de Polanco.
Hemos cumplido nuestro cometido visitando los lugares de Burgos que se nombran en la novela.
El tercer día de estancia, dispones de la mañana y vistamos el museo de Burgos, que ya merece la pena por ver las dos casas del siglo XVII que lo contienen. Parece que no está bien promocionado pues realizamos la visita en solitario.
Burgos me ha parecido una ciudad muy cuidada, me ha gustado mucho, con grandes zonas de paseo a la orilla del río y estupendas obras de arte.
Estoy terminando la tercera parte de mi viaje, esta es mi manera de recordarlo. Pero tengo que decir que esta vez el viaje ha tenido cuatro etapas. La primera comenzó con la lectura de una novela que, poco a poco, hizo que se fraguara este viaje de la manera que yo lo he vivido.
Leyendo tus escritos es casi vivir la realidad. ¡Muchas gracias!
ResponderEliminarTrato de mantener vivos los recuerdos. Gracias a ti por leerlo.
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