miércoles, 8 de agosto de 2018

POBLADO MINERO DE BUSTIELLO, MIERES

Una excursión diferente para conocer la historia de un poblado que responde al modelo de "ciudad jardín". Nos vamos, mi amiga y yo a Mieres en tren, como es nuestra costumbre. Ella ha quedado con otra gente para hacer la visita y para allí nos vamos en dos coches, el recorrido son apenas 12 kilómetros.


Desde la carretera ya se aprecia la dimensión del poblado y vemos alzarse la iglesia en uno de sus extremos, frente a ella el Centro de Interpretación donde nos esperan a las 11:00 de la mañana pues hay que concertar la vista.
Nos entregan folletos con información de toda la zona, hay muchos lugares visitables que no conozco.

Y comienza la visita en la planta baja con la muestra de los carteles de prevención de riesgos laborales, una colección completa de ocho carteles de Cheché, Juan José Moreno Llebra pintor de Valladolid.


Fueron realizados para la empresa Duro Felguera en 1932 dirigidos por el médico Tobias Alonso. Sus carteles tuvieron gran aceptación entre los trabajadores que veían en ellos reflejados los peligros que corrían.
A continuación nos cuentan la historia de Claudio López Brú, Marques de Comillas y de la Sociedad Hullera Española. El fue el impulsor del llamado paternalismo industrial construyendo todo un pueblo con cómodas casas, escuela, hospital, iglesia, etc.


Se siguen las influencias arquitectónicas de la época de finales del XIX y principios del XX con muchos  estilos, entre ellos el catalán con mezcla de las tradiciones constructivas de la región.


Crean un lugar separado de modo que puedan controlar al obrero y así alejarlo de los movimientos sociales pero, dándoles a su vez todo lo necesario en temas de salud, educación....

















En la planta superior del edificio y por medio de paneles nos explican las características del poblado avanzado para la época.
Las calles tenían alcantarillas y alumbrado y las casas pareadas disponían de un pequeño jardín. Desde un mirador de este piso se domina todo el poblado, por algo era donde vivía el ingeniero y desde donde lo podía dominar todo.
El primer edificio que se levanta es la iglesia entre 1890-1894.


Construcción monumental de estilo neorrománico con planta basilical de tres naves y cabecera triple. Está rematada por una espadaña con un reloj encargado para dirigir la vida de los mineros.












El material constructivo es el ladrillo y la piedra con la cubierta de madera que se usa también para el altar y el púlpito, además de destacar las vidrieras modernistas. La galería de madera está inspirada en la iglesia de San Juan de Luz.


La entrada está cerrada por una verja rematada por picos y palas que simbolizan el trabajo de los mineros.

Enfrente está el monumento al Marques de Comillas, levantado a su muerte en 1925 por suscripción popular de los empleados. Es de piedra y bronce, realizado por Aniceto Marinas escultor segoviano (1866-1953) autor entre otras esculturas del Velazquez delante del Museo del Prado.
La verja que lo rodea repite el detalle de los picos y palas.


En otra zona apartada estaba el hospital, la farmacia y el colegio de niñas que en la actualidad está completamente abandonado y en estado ruinoso. Hay que llegar por un puente de hierro, se encuentra en la otra margen del río Aller.


El hospital era muy avanzado para la época y tenía incluso rayos X.


Tenía muchos elementos modernistas que aún hoy se pueden ver, como las cristaleras, las puertas y frisos.
Al parecer fue rehabilitado en el año 1996 por una escuela taller, pero de nuevo es abandonado.
La escuela de niñas se construyó en esta zona para mantenerla alejada de la escuela de niños y que no se mezclaran entre ellos. Nos vamos con la mala sensación por lo que acabamos de ver.


Tenemos reserva para comer en Murias precioso pueblo de la cuenca, sus casas en una ladera hace que sus calles sean empinadas pero las vistas desde la parte superior son muy bonitas.

Ya a la entrada del pueblo se anuncia el restaurante, como veis solo paellas, para llegar una buena cuesta para terminar de abrir el apetito.






















Pasamos por el lavadero y la fuente y un poco más arriba la iglesia que tiene condición de colegiata.
En el restaurante nos sentamos en la mesa ya preparada, son las dos de la tarde, buena hora para que enseguida nos atiendan con algo para picar mientras se termina de hacer la paella.


Tengo que decir que no recuerdo haber comido un arroz tan bueno fuera de casa. Creo que la pinta en la foto dice bastante.
Los postres casero, también muy buenos. Ha resultado una comida estupenda.


Después una vuelta por el pueblo para admirar sus pintorescos paisajes a pesar de la nieblas del día.


Los hórreos, con tallas en las puertas y sus viejas casas, algunas cerradas y en venta, se apiñan en la cuesta del pueblo que poco a poco nos lleva hasta la carretera.













Vamos hasta el pueblo de Soto para ver la Torre de Doña Urruca de la que se conserva la muralla y parte de una torre. La construcción data del siglo XII, pero lo que se conserva en la actualidad es del XIV y XV.



Me llaman la atención sus hórreos, encuentro que tienen una peculiaridad, las escaleras están perpendiculares a ellos, cuando lo normal es que sean paralelas.


Luego nos vamos a ver la iglesia de San Vicente de Serrapio, románica, pero como está cerrada no la podemos visitar. Se encuentra en un alto con una bonita vista del valle.


Para terminar el día nos damos un paseo por Cabañaquinta, tiene su ayuntamiento en un bonito edificio, rematado por un carillón.
Después de un café nos acompañan a la estación de Mieres, despedidas y fin de un buen día en que he visitado una parte de Asturias desconocida para mi.



3 comentarios:

  1. Realmente fue una salida estupenda.

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  2. Muy guapo el blog. Pasé un buen día, con buena compañía, y él tiempo al menos nos respetó. Un saludo

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  3. Muy bueno el blog. Pasé un agradable día y en buena compañía, el tiempo al menos se mantuvo. Un saludo

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